El Tri, el escándalo y una reflexión

Brasil vs MéxicoImagina por un momento que eres Paola Espinosa. O María Espinoza. O Germán Sánchez o Iván García. O cualquier otro deportista de alto rendimiento mexicano y exitoso.

¿Ya? Bueno, ahora imagina que quieres curiosear en tu cuenta de Twitter y te encuentras con la «noticia» de que los seleccionados de futbol fueron vistos en un centro nudista antes (o después, da lo mismo) de un partido ante Italia en la Copa Confederaciones, que es algo así como un mini-Mundial.

Sabes que al día siguiente será portada de todos los diarios y tema de conversación en todos los programas de radio y televisión.

¿Cómo te sentirías? ¿Cómo se supone que deberías sentirte? Tu carrera es intachable, dentro y fuera de la disciplina que practicas. Jamás se te ha relacionado en un escándalo, ni se ha publicado una fotografía que comprometa tu reputación. No estás en las revistas de espectáculos porque sales con una actriz (o actor) o porque fuiste sorprendido siéndole infiel a tu pareja.

Las pocas portadas que alguien te ha dedicado son un día después de que ganaste una medalla en un campeonato mundial o los Juegos Olímpicos. Por lo mismo, la mayoría de la gente en la calle no sabe quién eres.

Yo sí sé quién eres. Eres un héroe del deporte nacional, un ignorado héroe del deporte nacional. Un «alien» en tu propio país.

Porque si hubieras nacido en Brasil, en Argentina o España (nada más por citar tres ejemplos), serías un ídolo del pueblo. Pero como naciste en México -y no eres futbolista- entonces casi no sales en la tele, ni en los periódicos… y casi ni existes.

Normalmente eres opacado (a) por un grupo (no todos) de nuevos ricos que juegan futbol, que también representan al país en competencias internacionales, pero que han ganado poco o nada. Eso sí, son divas, prepotentes, de piel superdelgada y bien, bien ignorantes.

¿Cómo te sentirías al enterarte de sus andanzas en un club nudista de Ipanema?

Quizá, como hacen los verdaderos héroes nacionales, apagarías el celular y regresarías a los entrenamientos. A entrenar incluso más fuerte.

Porque el anonimato también tiene sus bondades.

Tebow, el Patriota

A la sombra de Brady (foto de esquire.com)

Hace unas semanas, cuando los Jets cortaron a Tim Tebow, los Patriots sonaron como una de las opciones para el polémico quarterback.

Hace unas horas, la alerta de ESPN en mi celular me confirmó la noticia: Tebow es un Patriota.

Y que a nadie siquiera le pase por la mente la chocante idea de que Tebow va a «competir» por la titularidad con Tom Brady. Por favor. Seamos serios.

Tebow es un pésimo quarterback, pero es un buen jugador de football. Lo he repetido hasta el hartazgo.

Con esa idea asumida, falta por ver qué planes tiene Bill Belichick para Tebow. ¿Opciones? Bueno, a la ofensiva podría usarlo como halfback (al estilo de lo que alguna vez hizo con Aaron Hernandez), como ala cerrada o como H-Back, ese híbrido entre el HB y el TE.

Quizá lance un pase o dos, pero nada que lastime o degrade la figura de Brady como líder supremo de las fuerzas patrióticas.

¿Un circo mediático en Foxborough? Tampoco compren esa ridiculez. Ni la prensa en Boston es como la prensa de New York, ni los Patriots son los Jets.

Belichick es capaz de hacer hablar a un cocodrilo, así que lo de Tebow no es misión imposible. Habrá que ver, insisto, qué trae en mente.

Para Tebow esto fue lo mejor que le pudo pasar en la vida. Ahora sólo le resta convencerse a sí mismo que eso de jugar como quarterback no es lo suyo, pero que puede serle útil a uno de los mejores equipos de la NFL. Sin reflectores ni micrófonos en la cara mañana, tarde y noche.

A mí no me parece una mala idea.

Los 10 «robos» más grandes de la historia del Draft

Ganó con Green Bay cinco títulos de la vieja NFL y entró al Salón de la Fama en 1977

Si consideramos como un «robo» del Draft aquella selección hecha a partir de la cuarta ronda, ésta es la decena de la que Raffles se sentiría orgulloso:

1.- Tom Brady. Fue reclutado como un ‘Don Nadie’ en la sexta ronda del Draft de 2000 por Nueva Inglaterra, pero un año más tarde el destino le tenía preparada la titularidad con los Patriotas. Ha llevado al equipo de Bill Belichick a cuatro apariciones en el Super Bowl, con marca de 3-1.

2.- Bart Starr. El legendario quarterback de los Empacadores fue seleccionado por Green Bay en la ronda 17 del Draft 1956. Starr, de Alabama, fue la piedra angular de la primera dinastía de la NFL en la década de los 60 y, más tarde, dos veces campeón del Super Bowl con los Packers. Ganó con Green Bay cinco títulos de la vieja NFL y entró al Salón de la Fama en 1977.

3.- David (Deacon) Jones.- Este ala defensiva -entronizado en el Salón de la Fama en 1980- fue seleccionado por los Carneros (de Los Ángeles) en la decimocuarta ronda del Draft 1961. Jugó 10 años con los Rams y fue por él que se creó el término «captura de quarterback» (sack, en inglés).

4.- Roger Staubach. El ‘Capitán Regreso’ fue reclutado en la décima ronda del Draft de 1964 (proveniente de Navy) por los Vaqueros de Dallas. Staubach ganó dos títulos del Super Bowl con Dallas y fue nombrado miembro del Equipo de la Década de los años 70. Entronizado en el Salón de la Fama en 1985.

4.- Mike Webster. Considerado el mejor centro que jamás haya jugado en la NFL, Webster fue seleccionado en la cuarta ronda del histórico Draft 1974 de los Steelers. Fue el ancla de la línea ofensiva de Pittsburgh en los cuatro títulos del Super Bowl en la década de los 70 y miembro del Equipo de Todos los Tiempos de la NFL. Entró al Salón de la Fama en 1977.

5.- John Stallworth. Después de haber convertido a Lynn Swann en su primera selección del Draft 1974, los Steelers eligieron en la cuarta ronda al que sería su segundo receptor estrella de la década: John Stallworth. Aunque Swann era el objetivo primario de Terry Bradshaw, las acrobáticas recepciones de Stallworth en los Super Bowls XIII y XIV son imborrables en la memoria de los seguidores acereros. Entró al Salón de la Fama en 2002.

6.- Charles Haley. Producto de la Universidad de James Madison, Haley fue originalmente reclutado como linebacker en la cuarta ronda del Draft 1986 por San Francisco, aunque su habilidad para presionar al pasador lo convirtió en un ala defensiva natural. Registró 100.5 capturas de quarterback; ganó dos Super Bowls con los 49ers y tres más con Dallas.

7.- Shannon Sharpe. Talentoso y parlanchín ala cerrada, proveniente de Savannah State y seleccionado en la séptima ronda del Draft de 1990 por los Broncos de Denver. Es el segundo en su posición con más yardas por recepción, sólo detrás de Tony González. Ganó dos títulos del Super Bowl con los Broncos y uno más con Baltimore.

8.- Terrell Davis. Elegido en la sexta ronda del Draft 1995 por Denver. Es el líder corredor de los Broncos con 7 mil 607 yardas y fue, junto con John Elway, el 1-2 de la ofensiva de Mike Shanahan que ganó dos Super Bowls de manera consecutiva.

9.- Lester Hayes. Seleccionado por los Raiders en la quinta ronda del Draft 1977. Este aguerrido esquinero tuvo 13 intercepciones en 1980 (y cinco más en Playoffs). Ese año ayudó a Oakland a ganar el Super Bowl y Hayes fue nombrado Jugador Defensivo del Año.

10.- Raymond Berry. Este legendario receptor fue seleccionado por los Potros (entonces de Baltimore) en la vigésima ronda del Draft 1954. Terminó su carrera con 631 recepciones para 9,275 yardas y 68 touchdowns. Entró al Salón de la Fama en 1973.

El arte de «robar» en el Draft

¿Es robo más grande de la historia del Draft?Las tres primeras rondas del Draft son importantes, pero son las subsecuentes las que le dan profundidad a un roster y transforman a los legítimos contendientes

POR IVÁN PIRRÓN

¿Cómo puede abreviarse “El robo más grande de la historia del Draft de la NFL” en tan sólo dos palabras? Es fácil: Tom-Brady.

El quarterback de Nueva Inglaterra, ganador de tres  títulos del Super Bowl, es, indiscutiblemente, el hallazgo más importante en una de las rondas finales del reclutamiento colegial del futbol americano profesional.

Brady, un producto de la Universidad de Michigan criticado por su poca movilidad, fue elegido por los Patriotas en la sexta ronda del Draft (199 global) para competir con John Friesz y Michael Bishop por el puesto de quarterback suplente, detrás del veterano Drew Bledsoe.

Pero, un año después, Bledsoe se lesionó, el coach Bill Belichick le dio la oportunidad al joven Brady y… bueno, seguramente todos conocemos el resto de la historia.

Ese acierto de Belichick y su staff en el Draft cambió el destino de una franquicia, le dio vida a una nueva dinastía y, de no ser por los Gigantes, Brady tendría hoy cuatro anillos de campeón.

Como sea, Brady es el mejor ejemplo de lo importantes que son las rondas finales del Draft. Jugadores de la talla de Roger Staubach (décima ronda, 1964), John Stallworth (cuarta, 1974), Charles Haley (cuarta, 1986), Rodney Harrison (quinta, 1994), Terrell Davis (sexta, 1995), Zach Thomas (quinta, 1996) y Matt Hasselbeck (sexta, 1998), por mencionar algunos, fueron seleccionados después de la tercera ronda.

Cierto, son las tres primeras vueltas del reclutamiento colegial las que históricamente arrojan a los jugadores más grandes, esos que tienen un busto en el Salón de la Fama de Canton, pero las rondas finales son las que le dan profundidad a un roster y, eventualmente, una que otra súper estrella.

Si a la mezcla agregamos a los agentes libres correctos, la fórmula da como resultado un verdadero contendiente al Vince Lombardi.

Tomemos como ejemplo a Green Bay, actual monarca de la NFL. Según el roster previo al Super Bowl XLIV, 29 jugadores de los Empacadores fueron obtenidos a través del Draft y 20 más, firmados como agentes libres. O sea que, de los 53 jugadores del equipo, casi 55 por ciento fue obtenido en abril, durante el reclutamiento colegial.

De esos 29 elementos, 15 provienen de la cuarta, quinta, sexta y hasta séptima rondas; sobresalen los nombres del receptor Donald Driver (séptima ronda, 1999), el linebacker Desmond Bishop (sexta ronda, 2007) y el corredor James Starks (sexta ronda, 2010), todos titulares en el triunfo de los Packers sobre Pittsburgh en Dallas.

Oro para los gambusinos

Bill Walsh será recordado, además de como un innovador y genio ofensivo, como uno de los grandes descubridores de talento colegial.

En 1986, Walsh, coach de los 49ers de San Francisco, trazó un brillante plan para el Draft, luego de una decepcionante eliminación en la primera ronda de los Playoffs, cortesía de los Gigantes de Bill Parcells.

Walsh quería reforzar a su defensiva y rejuvenecer a un roster lleno de veteranos, y para ello hizo seis canjes o trades para reclutar a un total de 13 novatos, ocho de ellos en las cinco primeras rondas, pero ninguno en la primera.

Así, Walsh seleccionó al ala defensiva Larry Roberts, al fullback Tom Rathman, al esquinero Tim McKyer, al receptor John Taylor, al linebacker Charles Haley, al liniero ofensivo Steve Wallace y al tacle defensivo Kevin Fagan (estos tres últimos, en la cuarta ronda), entre otros.

De esos 13 novatos que Walsh reclutó en 1988, ocho fueron titulares en al menos un Super Bowl.

Sobra decir que es el mejor Draft de la historia de los 49ers… y uno de los mejores de la historia de la NFL.

«Stealers» del Draft

En años recientes, son los Acereros de Pittsburgh los que se han convertido en verdaderos «Stealers» del Draft.

Son ya 10 años de buenas decisiones en abril para los Acereros, pero fue 2007 cuando dibujaron su obra maestra: ocho selecciones, tres titulares y dos suplentes.

En primera ronda (15), los Steelers tomaron al linebacker Lawrence Timmons (Florida State), quien tiene dos campañas como titular. En 2010 fue líder del equipo con 149 tackleadas; además tuvo tres capturas de quarterback, dos intercepciones, dos fumbles forzados y dos recuperados.

En la segunda ronda (46), la elección fue el también linebacker LaMarr Woodley (Michigan), quien en cuatro temporadas con Pittsburgh suma 39 capturas. El año pasado tuvo 10, dos intercepciones (una de ellas de touchdown), tres fumbles forzados y dos recuperados.

En la tercera ronda (77), encontraron al ala cerrada Matt Spaeth (Minnesota), un buen reemplazo de Heath Miller. En la cuarta (112), reclutaron al pateador de despeje de origen mexicano Daniel Sepúlveda (Baylor), quien también terminó 2010 en la lista de lesionados.

En la quinta ronda (170), Pittsburgh halló al reemplazo de Ike Taylor, el esquinero William Gay (Louisville).

Los aciertos en primera ronda son importantes, por supuesto, pero son las decisiones correctas en los días 2 y 3 los que realmente hacen la diferencia.

10 cosas que (quizá) no sabías del Draft de la NFL (2009)

Me encontré con este artículo que publiqué en abril de 2009, cuando la página de la NFL México era administrada y supervisada en México y por mexicanos. Ah, buenas épocas. En fin, creo que las 10 cosas que compartía hace dos años son atemporales y decidí revisitar esta colaboración en mi blog personal. Sí, ¿por qué no?

Lo dejo íntegro, tal cual se lo mandé a Geraldine González:  

Rápidamente llegamos a abril, mes en el que las 32 franquicias de la NFL deben reclutar talento proveniente del futbol colegial, así que desempolvé mi vieja Enciclopedia del Draft y me encontré con unos datos fascinantes que vale mucho la pena compartir aquí con todos ustedes.

Éstas son, entonces, las diez cosas que (quizá) no sabías de la historia del Draft:

1.- Oigan, ¿y si hacemos un Draft? Desde siempre, la NFL ha contado con gente innovadora entre sus filas y por ello la Liga es lo que es y está en donde está. Corría el año de 1935 cuando el dueño de las Águilas, Bert Bell, propuso reclutar jugadores del futbol colegial, idea aprobada el 19 de mayo por el resto de los dueños de equipos. Un año más tarde, en Filadelfia, se llevó a cabo el primer Draft de la NFL; nueve equipos escogieron un total de 81 jugadores a través de nueve rondas, siendo Jay Berwanger (corredor de la Universidad de Chicago) el primer reclutado, precisamente por las Águilas.

2.- De diez a 20. En 1939, la NFL decidió aumentarle diez rondas al Draft y, así, pasó de una decena (1937 y 38) a una veintena. Los entonces diez equipos de la Liga reclutaron a 200 jugadores, y los Osos de Chicago, con la segunda selección global, eligieron a Sid Luckman, quarterback de Columbia y futuro miembro del Salón de la Fama. Los Drafts de 1943 a 1959 fueron nada menos que de 30 rondas.

3.- Les pasó de noche. En 1952 fueron seleccionados 360 jugadores, pero ninguna de las 12 franquicias que componían la Liga en ese entonces se fijó en el esquinero Dick ‘Night Train’ Lane, quien, después del Draft, firmó con los Carneros de Los Ángeles y en su campaña como novato impuso un récord con 14 intercepciones, marca aún vigente en la NFL.

4.- Denle las gracias al tal Unitas. En la novena ronda del Draft de 1955, Pittsburgh seleccionó a Johnny Unitas, quarterback de Louisville, pero los Acereros lo cortaron incluso antes del inicio de la pretemporada. Después de jugar un año en una liga semiprofesional en Pittsburgh, los Potros le dieron una oportunidad a Unitas, quien fue invitado diez veces al Pro Bowl y guió a Baltimore a tres campeonatos, incluido el título del Super Bowl V.

5.- El Draft secreto. En 1960, la NFL llevó a cabo un “Draft secreto”, con el fin de que la recién creada American Football League (AFL) no firmara a los mejores jugadores disponibles en el futbol colegial. Sin embargo, los Potros de Baltimore (de la AFL) se salieron con la suya y reclutaron al tacle Ron Mix, hoy con un busto en el Salón de la Fama. Los Cardenales de Chicago fueron el equipo con más picks, con 26, y en la séptima ronda se ‘encontraron’ al corredor Larry Wilson, también parte de los inmortales en Canton, Ohio.

6.- Todos para uno y… En 1967 se llevó a cabo el primer Draft ‘combinado’, es decir entre la NFL y la AFL, y consistió en 17 rondas. Diez años más tarde, en 1977, la Liga decidió reducir el Draft a 12 rondas, a ocho en 1993 y a siete en 1994. En aquel 1967, los Santos de Nueva Orleans -entonces equipo de expansión- canjearon la primera selección global con Baltimore, que la usaron para reclutar al tacle defensivo Bubba Smith.

7.- ¿Básquetbol, béisbol, futbol americano? En la decimoséptima ronda del Draft de 1973, los Vikingos de Minnesota eligieron (pick 429) a Dave Winfield, ala cerrada de la Universidad de Minnesota. Pero Winfield también fue reclutado en el Draft de la NBA por los Hawks de Atlanta, por los Stars de Utah (de la extinta ABA) y, por si fuera poco, por los Padres de San Diego. Finalmente, Winfield optó por jugar en el beisbol de las Grandes Ligas y hoy es miembro del Salón de la Fama de Cooperstown.

8.- Zzz… Después de una larguísima, eterna primera ronda de seis horas y ocho minutos en 2007, la NFL decidió que a partir del Draft de 2008 sólo se llevarían a cabo las rondas 1 y 2 el sábado, y de la tercera a la séptima el domingo. Además, para la primera ronda, los equipos sólo tendrían 10 minutos para decidir su pick; siete minutos en la segunda, y cinco a partir de la tercera ronda. Por cierto, la séptima ronda del Draft 07 duró ¡18 horas y cinco minutos!

9.- 1, 2 y 3. Sólo en dos ocasiones en la historia del Draft tres quarterbacks han sido reclutados con los picks 1, 2 y 3. La primera vez fue en 1971, cuando los Patriotas de Boston convirtieron a Jim Plunkett en la primera selección global, seguido de Archie Manning (Nueva Orleans) y Dan Pastorini (Houston); la segunda fue en 1999, siendo Tim Couch (Cleveland) la primera selección global, delante de Donovan McNabb (Filadelfia) y Akili Smith (Cincinnati).

10.- Es sólo un niño. El 28 de abril de 2007, el tacle defensivo de Louisville, Amobi Okoye, se convirtió en el jugador más joven reclutado en la primera ronda del Draft de la NFL (desde 1967) con 19 años y 322 días cumplidos. Previo a Okoye, quien fue seleccionado por los Texanos de Houston con el pick 10, el jugador más joven elegido en la primera ronda del Draft había sido el linebacker Jamir Miller, quien a sus 20 años y 156 días de vida escuchó su nombre en Nueva York y días después firmó con los Cardenales de Arizona.

El tiro contra Karpov

Las manos las tenía heladas. Javier Vargas me decía «tranquilo, relájate y disfruta el juego». Fácil decirlo, imposible llevarlo a cabo.

Cómo no iba a estar nervioso, si 15 minutos después iba a estar jugando una partida de ajedrez nada menos que contra el legendario ruso Anatoly Yevgenevich Karvop, mejor conocido como Anatoly Karpov o simplemente Karpov.

La sede fue la Sala Nezahualcóyotl y el evento formó parte de la Feria Internacional del Ajedrez en la UNAM. Por supuesto, no estaba el lugar reservado para Iván Pirrón y Karpov; en total fuimos 30 invitados, 15 para Anatoly y 15 más para Garry Kasparov en partidas simultáneas.

Sonó mi nombre, ocupé mi lugar, justo a la derecha de Ricardo Rocha, periodista y columnista de El Universal. Le dije: «Encantado, soy Iván Pirrón», y resulta que se ha tomado la molestia de leer mi columna Aquí Sólo Football. Literal, «encantado».

Segundos después, aparecieron los maestros rusos (que durante muchos años fueron archirrivales), estrecharon la mano de sus contrincantes mexicanos y comenzaron a surtirnos la tiendita.

¿Cómo se supone que le debes jugar a un tipo como Karpov? ¿Conservador? ¿Ultradefensivo? ¿Temerario? Bueno, pues en lo que se los platico Anatoly ya había movido su primer peón, o algo así como el kickoff. Inmediatamente propone un intercambio de peones en el centro del tablero, que gustoso acepto; ahora vienen sus caballitos (ah, cómo los odio), presionados por mis alfiles.

Ocho movimientos y me siento con ventaja numérica, tras capturar uno de sus equinos. No era más que una vil y asquerosa trampa del ruso. Mordí el anzuelo, como si fuera caca y yo mosca. Jaque con el alfil blanco, lo cual dejó a mi reina frente a la suya, sólo que la mía sin pantaletas.

Me defiendo del jaque con uno de mis alfiles. Karpov toma mi dama. «Qué pendejo», me dice esa vocecita interior que seguido me habla. Suenan aplausos del respetable, y es que Kasparov ya despachó al primero de su quince.

OK, aquí es donde cambia el plan de juego. No pienso ser el segundo, ni el tercero en la lista de los que ni las manos metieron. San Manolito Lapuente, ayúdame, porque voy a echar el camión atrás.

Siguen los jaques y mis jaquecas. Karpov domina el centro del tablero (una máxima en el ajedrez), con esa reina dominante y altiva, ahí, ahí, como en pasarela.

Más aplausos. Otro para su casa. Y otro y otro.

Me enroco. Enroque largo. Lo hago pensar. Ocho segundos, pero pensó. Lanza al alfil de cuadro blanco y estoy forzado a intercambiar más piezas. Ahí va mi último caballo. Murió por la causa. Karpov finalmente usa las torres y es el principio del fin.

Como no queriendo la cosa, me asomo al tablero de mi izquierda. Sí, el de Ricardo Rocha vs. Karpov. Veo claramente que está en jaque y que su reina ya respira aire ajeno. Chin. Ni modo. Hago un cálculo rápido y me doy cuenta que yo puedo resistir dos jugadas más que Rocha. No se diga más.

Me defiendo con las torres ante el inminente jaque mate. Son dos torres contra dos torres y la reina. No es precisamente la manera en la que quieres terminar una partida contra Anatoly Karpov, ¿verdad?

Aplausos para despedir a Ricardo. Tengo un suspiro más, pero mi rey está más muerto que Elvis. Karpov recorre los tableros. Más aplausos, ahora para Kasparov. Ah jijo, ¡ya venció a sus 15! Rapidito, Karpov le da vuelta a la mesa y llega con Pirrón. «Thank you very much», le dije. Sentí que la retirada era más elegante.

Sonrió, me extendió la mano y me mandó para mi casa.

Javier, te agradezco muchísimo por haberme invitado a vivir tal experiencia. Ya tengo que contarles a los hijos de Dariana y Guri.

El gran maestro

Gran rival, por cierto