Artículo: Ware y los Broncos

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Por tercer año en fila podemos señalar a los Broncos como uno de los grandes ganadores en el periodo de la agencia libre. En 2012 firmaron a Peyton Manning, la campaña pasada fue, entre otros, Wes Welker, y ahora DeMarcus Ware.

Cinco semanas después de haber sido aplastados en el Super Bowl por los Seahawks, Denver trata de reconstruir su defensiva de la mano de Ware, quien firmó un contrato por tres años y 30 millones de dólares con los Broncos.

Además de Ware, John Elway -siempre agresivo en la agencia libre- firmó al esquinero Aqib Talib (6 años, 57 millones de dólares), quien brilló la campaña pasada con los Patriots, y al safety T.J. Ward (4 años, 23 mdd).

Elway aprendió que no basta con Peyton Manning para ganar un Super Bowl y que para aspirar a ello se necesita una sólida defensiva… como la de Seattle, por ejemplo.

La firma de Ware parece un maridaje perfecto, pues tanto a DeMarcus como a los Broncos se les agota el tiempo.

Ware es un veterano de 10 campañas y siete veces invitado al Pro Bowl; inició 140 de los 141 juegos de campaña regular en sus primeros nueve años con los Cowboys; totalizó 576 tackleadas, 117 capturas de quarterback, dos intercepciones, 23 pases defendidos, forzó 32 fumbles y recuperó siete.

Pero en Dallas sólo jugó cuatro partidos de postemporada y ni el más optimista le «compra» a Jerry Jones sus sueños de Super Bowl. Por eso su mejor opción era huir de Dallas y firmar con un contendiente.

Ware, de 31 años de edad, llega a Denver después de su temporada más pobre en cuanto a capturas, con apenas seis, en gran parte debido a lesiones y al cambio de la defensa de los Cowboys, de 3-4 a 4-3, forzándolo a debutar como ala defensiva.

En Denver, que también utiliza el sistema 4-3, Ware jugaría como linebacker, al lado opuesto de Von Miller.

Si Miller se mantiene sano y alejado de las sustancias prohibidas por la NFL, esa pareja será una verdadera pesadilla para los quarterbacks, amén de la presencia de Talib en el perímetro.

En el papel, la defensa de los Broncos intimida, y mientras Peyton Manning esté sano, este equipo es superfavorito para, al menos, regresar al Super Bowl.

Sin embargo, volver al Super Bowl una campaña después de haberlo perdido no es algo común en estos días. El último equipo que lo hizo fue Buffalo, en 1993, cuando por segundo año en fila cayó ante Dallas en el juego por el título de la NFL.

Seattle parece tener el talento para volver. ¿Habrá revancha con los Broncos?

Turnovers, el objetivo de Cowboys

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Es sólo un juego de pretemporada -de hecho, el primer juego de pretemporada- pero Monte Kiffin y la defensiva de los Cowboys deben sentirse satisfechos, pues uno de los objetivos para la campaña 2013 comienza a cumplirse: turnovers.

Dallas fue uno de los peores equipos de la NFL en 2012 en cuanto a intercambios de balón generados, con apenas 7 intercepciones y 9 fumbles recuperados. Anoche, en el tradicional Juego del Salón de la Fama, los Cowboys ganaron 2-0 la batalla de los turnovers a Miami, con un fumble recuperado y una intercepción, que se convirtieron en 14 puntos. Dallas ganó 24-20 en Canton, Ohio.

En la primera ofensiva de los Dolphins, un mal intercambio de balón entre el quarterback Ryan Tannehill y el corredor Lamar Miller se convirtió en un fumble, recuperado por Nick Hayden en la yarda 9 de Miami.

Cuatro jugadas más tarde, los Cowboys ya ganaban 7-0.

En el segundo cuarto, el linebacker novato DeVonte Holloman regresó una intercepción 75 yardas hasta las diagonales para darle a Dallas ventaja de 17-0. El pase fue del suplente Matt Moore, quien buscaba a Chad Bumphis. El balón golpeó las manos del receptor de Miami y un atento Holloman atrapó el rebote y corrió escoltado hasta el touchdown.

En un partido en el que descansaron muchos titulares (entre ellos Tony Romo), Bill Callahan, el coordinador ofensivo de los Cowboys y nuevo responsable de las llamadas del ataque texano, se recargó en el juego terrestre y pidió 34 carreras, que se convirtieron en 170 yardas de Dallas. Joseph Randle  fue líder del equipo del coach Jason Garrett con 13 acarreos y 70 yardas; le siguió Phillip Tanner, con 59 yardas y un touchdown.

El titular en el backfield, DeMarco Muray, no jugó y los Cowboys promediaron 5.0 yardas por intento.

Nada mal… aunque sólo haya sido un juego de pretemporada.

Monte Kiffin fue contratado por Jerry Jones para suplir a Rob Ryan como coordinador defensivo. Kiffin ha instalado una defensa 4-3, cuyo objetivo es generar más intercambios de balón.

Al Kiffin menos comenzó su paso por Dallas con el pie derecho.

El «espaldarazo» de Jerry Jones

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En el futbol mexicano es un clásico: cuando el dueño del equipo le da el “espaldarazo” a su director técnico en tiempos difíciles, lo que realmente hace es ponerle la soga al cuello, porque más temprano que tarde lo va a correr.

Los ejemplos sobran, pero creo que basta con mencionar a Jorge Vergara. Si eres el entrenador de Chivas y el dueño habla bien de ti, mejor comienza a hacer maletas, porque eso significa que ya tienes un pie fuera del Guadalajara.

Con toda proporción guardada (porque vaya que lo amerita), a eso me sonó el “apoyo” que el sábado mostró el dueño de los Cowboys, Jerry Jones, cuando habló del coach Jason Garrett.

“Veo a futuro con Jason y no solamente hasta el final de su contrato”, dijo Jones en su ya tradicional conferencia de prensa para dar el banderazo de salida al training camp de sus Cowboys. Y negó una y otra vez que la campaña 2013 sería la última de Garrett si no es capaz de calificar a los Playoffs.

En poco más de dos campañas como coach en Dallas, Garrett tiene marca de 21-19, incluidas dos temporadas -2011 y 2012- con récord de 8-8 y en las que perdió en la última semana el boleto a Playoffs. Hace dos años fue ante Giants y en diciembre ante Washington.

¿En serio Jerry no hará cambios si Dallas se queda en la orilla por cuarto año en fila?

Desde 1998, los Cowboys tienen marca de 123-113 y desde el Playoff Divisional de la campaña 1995 tienen el nada decoroso récord de 1-7 en postemporada. El único triunfo vino en 2009, cuando en el Wild Card vencieron 34-14 a Philadelphia en el Cowboys Stadium.

En el vocabulario de Jones siempre están estas dos palabras: “Super Bowl”. A su entender él ha armado equipos para pelear por el Vince Lombardi, pero los coaches y jugadores se han quedado cortos.

Y por eso ha tenido que hacer cambios.

Hace poco anunció que Garrett ya no sería el responsable de mandar las jugadas desde la banda. Esa responsabilidad es ahora del coordinador ofensivo, Bill Callahan.

Antes despidió al coordinador defensivo Rob Ryan y en su lugar trajo a Monte Kiffin, quien no solamente cambiará a una defensiva 4-3 sino a un sistema más conservador.

Se supone que ahora Garrett podrá concentrarse más en el equipo, en lo general y no en lo particular. Como sea, su estadía en Dallas depende de Tony Romo, el nuevo millonario de los Cowboys.

Jerry le dio a Romo un nuevo contrato por seis campañas y 108 millones de dólares, 55 de ellos garantizados. Ahora espera que su quarterback se convierta en el “Peyton Manning” de Dallas, y eso incluye no sólo más compromiso de su parte sino hasta involucrarse en el plan de juego semana a semana.

En resumidas cuentas, lo que Jones hizo en estos meses fue quitarle poder a su coach y dárselo a su quarterback.

Y la pregunta obligada es: ¿realmente están los Cowboys listos para el Super Bowl?, ¿tienen con qué volver a Playoffs?

Eso dependerá de cuánto tiempo le tome a la defensiva ajustarse a los cambios y cuántos intercambios de balón produzca (el año pasado fueron apenas 7 intercepciones, lo más pobre en la Liga junto con Kansas City). Y no nada más es eso: Dallas necesita más producción de su ataque terrestre (penúltimo en la NFL en 2012) y, claro, mejores decisiones de Romo (36 capturas la campaña pasada, lo más alto en su carrera), particularmente al final de los partidos.

Demasiadas condiciones para un equipo que últimamente se ha convertido en su peor enemigo y que más frecuentemente encuentra la manera de perder que la manera de ganar.

Jerry Jones dijo lo políticamente correcto, pero él y todos sabemos que Jason Garrett sí se va a jugar la chamba en la temporada 2013.

Si no hay Playoffs, el dueño de los Cowboys estará en busca de su octavo coach desde 1989, cuando le dio las gracias a Tom Landry para poner en su lugar a Jimmy Johnson, su primer y único acierto en ese rubro. Hasta ahora.